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Año nuevo político

Vilma Ibarra [email protected] | Miércoles 06 mayo, 2015


Ante las circunstancias dadas, un giro de 90° bien podría constituirse en ruta de salvamento. Va de nuevo
 

Hablando Claro

Año nuevo político

Hay ciertamente sobradísimas razones para desconfiar. Fundados motivos de escepticismo. Las democracias no están a prueba en prácticamente todas partes porque los ciudadanos se hayan dejado carbonear por los agoreros del sistema. Las democracias vienen quedando al desnudo desde un cuarto de siglo atrás.
No todo obedeció a la corrupción. Las rápidas transformaciones luego de la Guerra Fría; la preeminencia de la economía, la consolidación de los aparatos transnacionales (lícitos e ilícitos) la emergencia rupturista de las comunicaciones, entre otros, contribuyeron a este enorme estallido democrático.
Y ahí, en el inmenso caos de la aparición de nuevos órdenes y recomposiciones sociales, quedaron los partidos políticos y su vaciamiento. Incapaces de entender y actuar frente al signo de los tiempos.
Sí, hay muchas justificaciones para no creer. Pero también una inmensa necesidad de recuperar un poco de la credibilidad perdida. Nuestra apuesta del 6 de abril de 2014 tuvo todo que ver con esto. Pero la promesa de cambio quedó en el aire y al no poder concretarse de manera específica y realista se hizo presa de interpretaciones de todo tipo. Manoseada por unos y otros se fue volviendo en contra del propio gobierno que, superado por los acontecimientos no supo maniobrar.
Es justamente la incapacidad de gestión política, la que establece todas las condiciones para que una alianza opositora de seis partidos asuma en este nuevo año el control del Congreso con todo lo que ello implica. Y es, a mi juicio, lo mejor que podía haberle pasado al Ejecutivo.
Ahora sí, no hay más que negociar. Que empeñarse a fondo en las tareas de acercar para maniobrar. Hay una ventana de oportunidad que —al igual que unas horas de buen tiempo en un mar embravecido— hay que saber aprovechar para tomar el timón y darle sentido y velocidad al navío. Aunque sea en la lenta velocidad y con la enorme dificultad que nuestra vetusta barca es capaz de ser transportada.
Aun cuando el gobierno no lo reconozca abiertamente, la capacidad de maniobra en los primeros 12 meses estaba tan venida a menos que era sumamente difícil que pudiera redireccionar el mando con solo un buen sustituto en el Ministerio de la Presidencia, pero manteniendo a los líderes gastados de su fracción oficialista como se empeñó en lograrlo hasta la estrepitosa derrota del 1° de mayo.
Su alianza del primer año también hizo aguas. No lograron capitalizar el viento a favor y quedaron navegando con los motores en neutro. No iban a la deriva, pero no tenían mayor ímpetu. Fueron vencidos por sus limitaciones y recurrentes yerros.
Sí, una nueva alianza en control de Cuesta de Moras le pone cuesta arriba las cosas a Zapote. Pero el desafío inexplorado le obliga necesariamente a un ejercicio novedoso para corregir.
No quiero pecar de falso optimismo y lejos ando de ingenuidades. Solo digo que ante las circunstancias dadas, un giro de 90° bien podría constituirse en ruta de salvamento. Va de nuevo.

Vilma Ibarra
 

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