Correcciones de mercado: entre la oportunidad y la omisión regulatoria
Redacción La República [email protected] | Lunes 07 abril, 2025

Malberth Cerdas
Docente de Economía y Finanzas Universidad Fidélitas
En los últimos meses, se ha intensificado la conversación en torno a las correcciones bursátiles en los mercados internacionales. Muchos pequeños inversionistas, ante la caída de los precios, reaccionan con pánico, malinterpretando estas oscilaciones como señales de crisis inminente. Sin embargo, como lo han documentado ampliamente autores como Benjamin Graham (The Intelligent Investor, 1949) y Burton Malkiel (A Random Walk Down Wall Street, 1973), las correcciones son parte natural —y en muchos casos saludable— de los ciclos de mercado.
Una corrección bursátil, definida como una caída de entre un 10% y un 20% en los índices accionarios, no equivale a una recesión, ni mucho menos a un colapso económico. Son, en términos prácticos, momentos en que los mercados se ajustan a nuevas condiciones de liquidez, expectativas y valoraciones. En lugar de ser motivo de alarma, representan oportunidades para quienes saben interpretar los fundamentos y actuar con visión de largo plazo.
Detrás de estas fluctuaciones, la política monetaria ha adquirido un rol protagónico. Los mercados actuales no se explican únicamente por los flujos comerciales o el crecimiento económico, sino por los niveles de liquidez inyectados por los bancos centrales. Así lo han documentado economistas como Claudio Borio del BIS y Michael Woodford de Columbia University, quienes advierten sobre el impacto estructural de la expansión cuantitativa (QE) y las tasas de interés ultra bajas en la formación de precios de activos financieros (Borio, 2014; Woodford, 2003). Cuando esa liquidez comienza a restringirse, los ajustes son inevitables y forman parte del reordenamiento natural del ciclo financiero.
Este entorno global tiene implicaciones directas para Costa Rica. Particularmente en el Régimen Obligatorio de Pensiones Complementarias (ROPC), cuya composición de portafolio incluye inversiones en mercados internacionales, dada la limitada profundidad y liquidez del mercado bursátil local. Esta diversificación ha sido una estrategia necesaria y razonable. No obstante, ante correcciones externas, los portafolios podrían registrar minusvalías temporales que, aunque no deberían alarmar a los afiliados, sí evidencian la necesidad de una gestión técnica más sofisticada.
En este sentido, tanto la Superintendencia de Pensiones (SUPEN) como los gestores de fondos enfrentan un desafío ineludible: robustecer las estrategias de cobertura y mitigación de riesgos de mercado. No basta con diversificar por jurisdicción o activo. Se requiere una arquitectura de inversión que incorpore instrumentos derivados, análisis macroeconómico avanzado y una supervisión activa de correlaciones cruzadas y sensibilidad ante tasas de interés globales. Modelos de referencia como los implementados por fondos de pensiones en Chile, México o Colombia incluyen mecanismos de protección (hedging) ante escenarios de estrés financiero. En Costa Rica, esa práctica es aún incipiente.
Como lo señalan Bodie, Kane y Marcus en su obra Investments (2021), los portafolios de pensiones deben incorporar coberturas ante eventos extremos del mercado para proteger su estabilidad intertemporal. Se trata, en última instancia, de una responsabilidad fiduciaria que trasciende las condiciones actuales del mercado: protege la promesa futura de una pensión digna.
A nivel institucional, es momento de repensar la gobernanza y la supervisión estratégica de los fondos de pensiones. No se trata únicamente de cumplir con la normativa vigente o de preservar el capital en el corto plazo, sino de fortalecer la gestión del riesgo en sentido integral. La SUPEN debe promover —y eventualmente exigir— mejores prácticas internacionales que posicionen al sistema costarricense con mayores estándares de eficiencia, transparencia y resiliencia financiera.
Las correcciones de mercado no son anomalías, sino advertencias. Ignorarlas —o responder a ellas con herramientas insuficientes— podría comprometer el valor real del ahorro previsional de millones de costarricenses. Este es el momento para actuar con visión estratégica, responsabilidad técnica y compromiso institucional.