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Costa Rica, América Latina y las ventajas de la globalización​

Miguel Angel Rodríguez [email protected] | Lunes 24 abril, 2017


Costa Rica, América Latina y las ventajas de la globalización

El pasado 17 de marzo en Baden-Baden, Alemania, los ministros de Finanzas del G20, para cerrar con una declaración que incluyese al gobierno del presidente Donald Trump, por primera vez no incluyeron en ella una condena al proteccionismo.
¿Será que nosotros también deberemos repensar nuestra política de apertura y globalización?
Claro que no.
Aunque fuese cierto, como dice George Friedman, que el realismo político de Nicolás Maquiavelo ha triunfado sobre las ventajas comparativas de David Ricardo, ello no es de recibo para Costa Rica. Es absurdo no diferenciar cuando las condiciones son sustancialmente distintas y producen resultados muy desiguales.
Estados Unidos sufriría una pérdida importante en su producción y eficiencia si en la práctica aplica medidas proteccionistas, que provocarían represalias y no solo disminuirían sus importaciones sino también sus exportaciones y las posibilidades de consumo de sus habitantes más pobres, quienes consumen mayor proporción de bienes baratos fabricados en el extranjero.
Pero nuestra situación sería incalculablemente peor. EE.UU. tiene 70 veces más habitantes que Costa Rica que son en promedio 3,6 veces más rico cada uno de ellos a nosotros. Por esa inmensa diferencia de tamaño y capacidad de compra (252 veces mayor la de Estados Unidos), sus exportaciones de bienes y servicios representan solo un 12,6% del PIB mientras las nuestras son un 30,5%. ¿Cómo podríamos especializarnos en la producción y tener mayor división del trabajo que aumente la eficiencia y la remuneración de los trabajadores, si renunciáramos a la globalización?
El caso también es cierto para los países de América Latina, incluso los más grandes.
Durante la ola globalizadora del último tercio del siglo XIX y hasta la Primera Guerra Mundial, Argentina —que fue el país que en mayor medida se unió a las cadenas de valor internacional— surgió para ser uno de los países desarrollados del mundo de aquellos años.
Y más recientemente, en este siglo XXI, hemos tenido ocasión de vivir un experimento que con facilidad, con solo los datos del Banco Mundial y un teléfono digital, nos permite sacar conclusiones que valdría la pena el BID o CEPAL analizaran con instrumentos más precisos para convencer a los incrédulos. (Que no me extraña los haya, pues ya hace varias décadas Paul Samuelson indicó que la Ley de Ventajas Comparativas era la conclusión más contra-intuitiva de la economía)
Durante este siglo XXI, siete países exportadores de materias primas de Suramérica de tamaño y estructuras productivas similares, se dividieron en dos grupos muy diferentes según sus políticas de comercio exterior y de intervención económica.
Colombia, Chile y Perú conforman el primer grupo con políticas favorables a la apertura (luego llamados Alianza del Pacífico). Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela son el segundo grupo, los proteccionistas (ALBA o Socialismo Siglo XXI). Excluyo de la Alianza del Pacífico a México por su muy diferente tamaño y su especial relación con EE.UU. Brasil y Uruguay son muy diferentes a los siete países de los dos grupos, por su gran y pequeño tamaño respectivamente. El primero siguió una política proteccionista y Uruguay una de gran apertura comercial. Paraguay no pertenece a la Alianza del Pacífico y sus políticas han variado durante estas décadas, volviéndose más aperturista al final.
¿Cómo ha sido el comportamiento de estos dos grupos de países durante el período 2002-2008 anterior a la Gran Depresión y de altos precios de las materias primas, y durante el periodo poscrisis 2010- 2015, con la caída de esos precios?
Tomé del Banco Mundial los datos del PIB por habitantes a precios de paridad del poder adquisitivo de 2011 para hacer la comparación. En el primer periodo de crecimiento de precios de materias primas, los dos grupos en promedio crecen de manera muy similar. Los de Alianza del Pacífico un 4,27% y los de ALBA un poquito más, un 4,65% anual.
Pero, ¿qué pasa cuando llega el tiempo de las vacas flacas con la caída de los precios de materias primas en 2010-2015? Los países con apertura comercial crecen un 3,25% anual, mientras los proteccionistas del Socialismo del Siglo XXI solo crecen un 1,3% anual. Esto no se debe solo a la catástrofe de la economía venezolana. Excluyendo a Venezuela se mantiene una significativa diferencia en la ejecutoria de ambos grupos de naciones en el período posterior a la gran recesión
Esta diferencia es de tal magnitud, que cuando se mide el periodo completo de 2002 a 2015 el crecimiento promedio anual de los países de la Alianza del Pacífico es del 3,53%, mientras el de los de ALBA es de solo un 2,91%.
Los países de otras dimensiones confirman los resultados. Brasil solo crece el 0,7% anual en el periodo poscrisis de baja en precios de materias primas y un 1,77% en todo el período 2002 a 2015. En cambio Uruguay, pequeño y abierto a pesar de gobiernos socialistas, crece un 3,15% anual durante las vacas flacas y un 4,4% durante todo el periodo.
Por su parte Paraguay tiene una performance significativamente mejor en el segundo periodo, durante la caída en el precio de las materias primas cuando adopta políticas más aperturistas.
No nos dejemos engatusar por los proteccionistas cantos de sirena del presidente Trump.

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