Crucial sí, salvación no: FMI

No se sabe aún el resultado de las negociaciones con el FMI, las medidas totales que estas conllevarán y demás detalles, pero lo cierto es que no se tratará de una fórmula mágica que solucione de inmediato el estado de las finanzas públicas.

Sin embargo, un acuerdo con el FMI sería un primer gran paso en la necesidad que tiene el país de mejorar su situación fiscal, de acuerdo con especialistas.

Gerardo Corrales, economista de Economía Hoy lo ve como la ruta para evitar un default, no por el dinero a prestar ($1.750 millones cuando el hueco fiscal se acerca a $11 mil millones en sus estimaciones), sino por la seguridad de que este organismo monitoreará que las medidas de reducción de gasto se implementen.

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Sin dejar de lado que el acuerdo ayudará a fortalecer la imagen país a nivel internacional, tanto para inversionistas, calificadoras y otros organismos a nivel global.

Es decir, colabora a la credibilidad de la política económica, también asistiendo como carta de recomendación para acceder a recursos de más organismos ante las altas necesidades de financiamiento, explicó Silvia Hernández, diputada liberacionista.

No obstante, la percepción de que con el FMI bastará para borrar los problemas sería errónea; incluso, la idea de buscar nuevos ingresos aumentando impuestos o endeudarse más, no debe ser permanente.

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“Si no, llegará el momento en que nos endeudemos hasta para comer, o que los impuestos sean tan altos que las empresas dejen de producir porque se van a otros países o quiebran”, expresó Shirley Saborío, vicepresidenta Ejecutiva del Consejo de Promoción de Competitividad.

Tampoco puede darse por sentado que solo las medidas con el FMI deben darse y son las únicas adecuadas.

Por ejemplo, se puede estipular la democratización de empresas estatales, lo cual no sería parte del acuerdo, según María Brenes, directora de Negocios de la Bolsa Nacional de Valores; una muestra de su valía sería que estas acciones sean compradas por los fondos de pensiones, de esta manera más de la mitad de costarricenses que cotizan podrían ser los dueños de estas acciones, y recibir dividendos por esta inversión.