La mente es mil veces más fuerte que el balón
Gaetano Pandolfo [email protected] | Jueves 26 diciembre, 2024
Hace solo cinco semanas que Alajuelense derrotó 2-0 al Herediano, reposición del Apertura, con goles de Joshua Navarro y Celso Borges. En la segunda vuelta empataron 1-1.
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La Liga no tuvo mayores problemas para sumar 4 de los seis puntos en disputa con el Team.
En el cierre de la etapa clasificatoria, Santos derrotó al Herediano 2-0, revés que pudo costarle a la nómina de Jafet Soto quedar eliminado de las rondas semifinales. Bastaba un empate del Cartaginés ante Sporting, pero los brumosos fueron aplastados 6-2.
Tras la derrota ante los guapileños, Elías Aguilar, capitán del Herediano, con absoluta honestidad, manifestó que su equipo “no merecía” estar en semifinales. El técnico Soto dijo que sí, porque habían ocupado el cuarto lugar y llevaba razón.
Con este antecedente de color gris, al Herediano le toca medirse con Alajuelense, el equipo que lo había derrotado pocos días atrás. En el juego de ida en Santa Bárbara, el Team liquida al León en 3 minutos.
Goles de Allan Cruz (18) y Darryl Araya (21), marcan los minutos en el que Alajuelense se derrumba mentalmente, despeñadero del que no se ha podido levantar.
En la final por el título, juego de ida en el mismo escenario, Herediano le repite la receta con doblete de Cruz e instala de nuevo a los pupilos de Alexandre Guimarães contra las cuerdas. Los tiene al borde del K.O.
Don Alexandre no creé en fantasmas. Tampoco nosotros, pero resulta notorio y evidente que esos derrumbes del León a la hora buena, a la hora de la verdad, no son responsabilidad de Gasparín, pero sí de la estadística.
La mente es poderosa y juega mucho más que la pelota. Los jugadores del Herediano aceptan que entraron a la semifinal “sin merecerlo”, pero ya que están ahí aprovecharán la oportunidad. Entonces, se crecen mentalmente, le ponen hambre al evento y en tres minutos le dan un vuelco al guion y escriben nuevo libreto.
Alajuelense no asimila el golpe, tan duro como repetitivo. Mentalmente, el equipo se le cae a su técnico, las cabezas no están frescas, las piernas no responden.
Se han perdido partidos y títulos en el último suspiro de varios juegos. Y vuelve a suceder. Un 1-0 quizá manejable para la vuelta, en el minuto 92 se convierte en un 2-0, gol que perfectamente puede darle la corona al Team.
El rey de la selva tiene un arroz con mango en su cabeza; la mente del rival luce fresca, emotiva y palpitante.
¿Cómo destruirla?