La rebelión del Rupununi, la olvidada insurrección separatista que Venezuela apoyó en Guyana y con la que buscó zanjar la centenaria disputa por el Esequibo
Juan Francisco Alonso - BBC News Mundo | Domingo 23 febrero, 2025

Rupununi. Hoy, para la mayoría de los venezolanos, esta palabra indígena no significa nada.
Sin embargo, hace 56 años, el nombre de la inhóspita zona al suroeste de Guyana y dentro del disputado Esequibo -un territorio de 159.542 km² que Venezuela reclama desde el siglo XIX- acaparó titulares en la prensa mundial.
El área dominada por sabanas fue escenario de una operación que parece sacada de un libro de James Bond y con la que Caracas esperaba zanjar definitivamente la controversia territorial con su vecino del este.
En enero de 1969, un grupo de hacendados e indígenas se alzaron en armas contra el gobierno de la recién independizada República de Guyana, tomaron la principal localidad y arrestaron a buena parte de sus residentes y autoridades.
Acto seguido declararon la secesión del área, y esperaban que Venezuela enviara tropas para ocuparla militarmente. A estos hechos, medios internacionales los bautizaron como "la rebelión del Rupununi".
"La rebelión del Rupununi en Guyana deja tensión y refugiados", tituló la agencia Reuters días después.
Y aunque las autoridades venezolanas negaron cualquier implicación en los sucesos, en los cuales más de una veintena de personas fallecieron según reportes de la época, en los últimos años ha surgido evidencia que confirma su participación.

El "Estado Libre del Esequibo"
Alrededor de las 11 de la mañana del 2 de enero, decenas de ganaderos e indígenas, la mayoría peones de los primeros, atacaron Lethem, el pequeño poblado que era el centro de la administración guyanesa en Rupununi.
"El objetivo principal era la comisaría, que estaba integrada por 12 miembros de la Fuerza de Policía de Guyana y varios empleados civiles y que tenía comunicación por radio con Georgetown (la capital de Guyana)", denunció Linden Forbes Burnham, entonces primer ministro del país suramericano, en un discurso radial que dio dos días después de los sucesos.
Los alzados arrestaron a buena parte de los vecinos, incluido a su máxima autoridad: Motilall Persaud, quien era el comisario del distrito.
Asimismo, bloquearon la pista de aterrizaje de la localidad y otras cuatro cercanas atravesando camiones y colocando otros obstáculos.
Sin embargo, los insurrectos pronto perdieron el factor sorpresa y la noticia de su ofensiva llegó ese mismo mediodía a oídos de las autoridades nacionales.
Y todo gracias a un piloto de un avión que debía aterrizar en Lethem, quien captó una de las pocas transmisiones de radio durante el ataque y avisó lo que ocurría, según lo cuenta el expresidente de Guyana, el general (r) David Granger, en su libro The Rupununi Rebellion (La rebelión del Rupununi).
El mismo día 2 el gobierno guyanés comenzó a preparar su contraataque y envió por vía aérea a decenas de policías y militares apertrechados a una localidad vecina al poblado ocupado.

Al día siguiente, las fuerzas gubernamentales lanzaron su ofensiva y retomaron Lethem, forzando a los alzados a replegarse y huir hacia Brasil y Venezuela, relató Granger.
Entre quienes cruzaron hacia territorio venezolano estaba Valerie Hart, quien en 1968 había intentado sin éxito ser elegida diputada en las elecciones guyanesas y se había declarado "presidenta del Estado Libre del Esequibo".
Desde el otro lado de la frontera, la líder rebelde pidió a Caracas que interviniera militarmente para evitar una masacre en contra de los alzados, a los que calificó como ciudadanos venezolanos.
"Nosotros, los habitantes del Rupununi de la Guayana Esequiba (somos) en consecuencia venezolanos por nacimiento, según la Constitución venezolana", declaró a la agencia AFP.
Aunque en un principio el gobierno guyanés evitó apuntar a Venezuela, en cuestión de horas dio un giro.
De poco valió que el gobierno venezolano, entonces encabezado por el socialdemócrata Raúl Leoni (1905-1972), rechazara públicamente atender las peticiones de los alzados de emprender alguna acción militar en el territorio en disputa.
La decisión de Caracas de dar asilo a Hart y a otros sublevados fue aprovechada por Georgetown para acusar a su vecino de cometer "actos de agresión e intimidación".

Una pieza de un plan mayor
Décadas después del fallido movimiento secesionista, el historiador venezolano Guillermo Guzmán Mirabal encontró pruebas que confirman las sospechas sobre la implicación venezolana en los sucesos.
"La rebelión del Rupununi fue simplemente un aditamento de una serie de planes complejos puestos en marcha a principios de la década de 1960 por los gobiernos venezolanos para zanjar el tema del Esequibo, los cuales no solo incluían la vía diplomática", aseguró a BBC Mundo el miembro del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas (UCAB) y autor del libro Del Acuerdo de Ginebra a la Rebelión del Rupununi: tres años del proceso de recuperación de la Guayana Esequiba (1966-1969).
Para el libro, el historiador consultó los archivos privados de uno de los cerebros de esos planes: Ignacio Iribarren Borges.
Iribarren Borges (1913-1988) fue embajador venezolano en Londres entre 1959 y 1964 y luego canciller entre 1964 y 1969.
Y entre los documentos del exfuncionario a los que Guzmán tuvo acceso está el "Plan de levantamiento de la población de la Guayana Esequiba".
"El plan de la rebelión buscaba convencer a la población ameroindia (aborigen) y a los rancheros -de ascendencia europea- que habitaban en Rupununi para que se sublevaran y dijeran que no querían ser guyaneses, sino venezolanos. Y como Venezuela considera a ese territorio como propio, entonces lo ocuparía militarmente y con ello ejercería presión sobre Guyana para resolver la disputa definitivamente", explicó el investigador.
"Venezuela no ocuparía todo el Esequibo, sino el Rupununi, que está dentro de la llamada zona en reclamación", precisó Guzmán.
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El historiador aseguró que el gobierno de Leoni puso en marcha una operación dentro del territorio en disputa.
"Venezuela envió equipos que se metieron en la zona y que contactaron a miembros de las comunidades indígenas y a los rancheros, quienes estaban descontentos con el gobierno de Guyana; y los financió y entrenó", agregó.
Esta versión es corroborada por el expresidente Granger, quien en su libro aseguró que el 24 de diciembre de 1968 varios hacendados complotados y algunos de sus empleados "fueron trasladados en avión a Venezuela, donde fueron alojados en un campamento militar durante siete días para recibir entrenamiento en el uso de armas".
"El grupo fue trasladado (de vuelta a Guyana) el 1 de enero de 1969 y esa misma mañana partió hacia sus objetivos", agregó.

Aprovechando el momento
Guzmán aseguró que Venezuela aprovechó el malestar que las políticas de las primeras autoridades de la Guyana soberana provocaron en la escasa población del Rupununi.
"Guyana se acababa de independizar de Reino Unido y era gobernada por un partido mayoritariamente negro que tenía una política no tan amigable hacia los blancos, quienes eran los hacendados del Rupununi; y también hacia las etnias indígenas de la zona", explicó.
"Estos grupos descontentos con Guyana veían con buenos ojos incorporarse a Venezuela que, en aquel momento era un país rico y con un futuro prometedor, mientras que Guyana no tenía nada", agregó el historiador.
Una tesis similar expone Granger en su libro.
"(Los ganaderos) tomaron la decisión de rebelarse después de que el gobierno (de Burnham) rechazara su solicitud de otorgar un arrendamiento por 25 años a las tierras que estaban ocupando", escribió.
"(Los ganaderos e indígenas) temían que se trajeran agricultores de Jamaica y Barbados, obligando así a los colonos blancos y a los amerindios a irse", prosiguió.
"Los ganaderos deben haber sentido que su estilo de vida, sus haciendas y sus pretensiones habrían sido toleradas bajo el gobierno venezolano", remató Granger, quien sin embargo duda que los indígenas respaldaran en realidad el movimiento secesionista.

Las causas del fracaso
¿Por qué la operación no dio resultado esperado? "Por muchas cosas", respondió Guzmán.
"La primera razón es que Acción Democrática (el partido que gobernaba en Venezuela desde 1959) perdió las elecciones presidenciales de 1968 y el plan necesitaba que hubiera una continuidad en el gobierno venezolano", agregó.
"El gobierno saliente tuvo que informarle al presidente electo, el socialcristiano Rafael Caldera, de la inminente rebelión y del subsiguiente envío de tropas venezolanas al Rupununi. Caldera, según los documentos que pude ver, no quiso saber del asunto. No quería iniciar su gobierno con un problema de tal magnitud", explicó el historiador.
En 2005, el fallecido periodista venezolano Eleazar Díaz Rangel, en un artículo en el diario prochavista Últimas Noticias, reveló que "tropas militares y la fuerza policial (venezolanas) (...) estaban listas (en la frontera) para respaldar al movimiento separatista amerindio en el Esequibo", pero "las tropas de asalto y los paracaidistas quedaron esperando" unas órdenes que nunca llegaron.
Y como si lo anterior no fuera suficiente, el gobierno de Estados Unidos se enteró del plan y expresó su oposición.
"El embajador norteamericano (Maurice Bernbaum) llamó al canciller Iribarren y le dijo: 'Sabemos lo que quieren hacer y eso no lo vamos a aceptar'", apuntó Guzmán.
El historiador cree que la oposición de Washington respondió a su temor a que Guyana se acercara más a la Cuba castrista, cosa que terminó ocurriendo.

Con estos dos elementos, las autoridades venezolanas avisaron a los líderes amerindios y a los hacendados de la cancelación del plan y de que no les darían apoyo militar, aseguró Guzmán.
"Sin embargo, los ganaderos decidieron continuar por su cuenta y fueron duramente reprimidos (…) el ejército guyanés hasta usó lanzallamas, según algunos testimonios", indicó.
"Lo que terminó ocurriendo fue una fracción de lo que estaba planeado. Al final solo unas 50 personas en realidad se alzaron en armas", agregó el historiador.
Por su parte, el expresidente Granger ofreció otras explicaciones en su libro:
"La rebelión parecía destinada al fracaso (porque) el pequeño grupo de combatientes solo recibió una semana de entrenamiento militar (…) hizo poco uso de los aviones ligeros de los que disponían y sus comunicaciones y coordinación eran débiles", enumeró.
Para la segunda semana de enero de 1969, los restos de la rebelión fueron sofocados y varios cientos de personas fueron arrestadas, aunque solo una veintena fueron procesadas judicialmente.
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Una oportunidad perdida
Algunos historiadores han llegado a comparar los sucesos del Rupununi con lo ocurrido en Bahía de Cochinos (Cuba) en 1961. Sin embargo, Guzmán cree que hay grandes diferencias.
"Bahía de Cochinos estuvo enmarcada en la Guerra Fría y EE.UU. lo que buscaba con esa operación era derrocar al régimen de (Fidel) Castro, pero en Rupununi el tema ideológico no estaba presente, la cuestión era territorial", dijo.
Asimismo, el historiador aportó otro elemento:
"Venezuela fue enfática con los involucrados en la rebelión y les advirtió que no los apoyaría militarmente, pero ellos, a pesar de esto, decidieron continuar solos con los terribles resultados conocidos. Por su parte, en Bahía de Cochinos, EE.UU. cambió de planes y no brindó el prometido apoyo aéreo a los cubanos que participaron en esa invasión".
A la mayoría de los alzados que se refugiaron en Venezuela, el gobierno de Leoni les otorgó la ciudadanía y tierras en tres zonas al sur del país, cerca del Esequibo, zona que sigue en disputa hasta el día de hoy.
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
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