La sostenibilidad como pieza clave en los agronegocios

Se espera que para el 2050 la población mundial rebase los 9 mil millones de habitantes y con problemas crecientes como la obesidad, falta de acceso a alimentos y el hambre, las necesidades nutricionales del mercado serán más retadoras.

Actualmente, la región de América Latina y el Caribe aporta el 14% de la producción agrícola global y se prevé que la demanda aumentará 15% durante la próxima década.

Asimismo, la región responderá por el 25% de las exportaciones mundiales de productos agrícolas y pesqueros en 2028, según el estudio Perspectivas Agrícolas 2019-2028 de la OCDE-FAO.

Ante este escenario, garantizar que el crecimiento agrícola sea más sostenible e inclusivo es uno de los principales desafíos.

Implementar la sostenibilidad, innovación e inclusión en los agronegocios permitirá avanzar en el desarrollo y aumentar la productividad, para responder a estas nuevas necesidades.

Además, una agenda de sostenibilidad puede incrementar la rentabilidad del sector, ya que, hoy en día está comprobado que convertirla en un pilar estratégico impacta de forma positiva en los resultados económicos de las empresas.

De igual forma, hace falta mejorar los sistemas alimentarios e innovar en nuevas políticas de seguridad alimentaria y nutrición, todo esto en respuesta a garantizar una mejor calidad en los alimentos que se producen.

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En este sentido, las nuevas tecnologías serían beneficiarias claves y aportarían un valor agregado en todo el proceso, desde la actividad agrícola, cadenas de abastecimiento y venta final de productos.

Mejorar procesos de producción haciéndolos más eficientes, así como obtener mejores resultados en sanidad agropecuaria e inocuidad de los alimentos son otras ventajas que las nuevas herramientas tecnológicas pueden aportar.

Por otro lado, el crecimiento agrícola también se está viendo forzado a ser más sostenible desde el punto de vista ambiental, y la tecnología también es una aliada para lograrlo.

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Desde tener ahorros en la operación, hacer un uso más eficiente de los recursos y proteger los suelos de trabajo y las materias primas, sería posible de invertir e implementar nuevas soluciones tecnológicas.

Aunado a lo anterior, crear nuevas alianzas estratégicas, abrir más oportunidades para productores locales y/o de menor tamaño, y trabajar para una mayor rentabilidad de forma sostenible es la ruta a seguir ante las nuevas exigencias.