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Lecciones aprendidas sobre la transición energética en el mundo: resumen de varios casos

Roberto Dobles [email protected] | Lunes 06 marzo, 2023


Además del aseguramiento continuo de recursos financieros públicos y privados en el corto, mediano y largo plazos), la evidencia demuestra igualmente que, para lograr una transición energética exitosa, se deben equilibrar también las tres dimensiones o factores críticos de éxito del Trilema Energético: seguridad energética, asequibilidad y sostenibilidad ambiental.

El Índice del Trilema Energético Mundial del World Energy Council (WEC), que realiza una evaluación y una comparación de los sistemas energéticos de 127 países en estas tres dimensiones, es una herramienta muy útil para comparar la evolución de estos sistemas.

En esta columna se resumen las lecciones aprendidas sobre los casos de Alemania, Noruega y Nueva Zelanda y sobre las conclusiones que se dieron en la reciente Cumbre Climática Mundial (la COP27) relacionadas con el suministro energético dentro del marco de la transición energética.

1. Lecciones aprendidas en el caso de Alemania

Alemania no mantuvo en su transición energética el necesario equilibrio entre las tres dimensiones o factores críticos de éxito, particularmente en lo que se refiere a la seguridad energética, lo que le ha creado una importante crisis económica y social.

Esta situación condujo a carencias energéticas importantes y a altos precios de la energía que llevó a una contracción económica con serias consecuencias económicas y sociales (como en el desempleo). Los altos costos de la energía impulsaron igualmente la inflación llevándola a niveles poco vistos en este país.

Ante la severa crisis energética que se creó (un suministro energético caro, inseguro y con precios altos y volátiles), el gobierno, las empresas y los hogares han venido luchando para hacer frente a los precios vertiginosos, lo cual está avivando los temores de daños irreparables a las preciadas industrias del país, las dificultades económicas para sus ciudadanos y el malestar social.

Se dio igualmente un retroceso en el eje ambiental ya que Alemania tuvo que empezar a usar de nuevo el carbón, que es el combustible que más genera emisiones al ambiente, incluyendo gases de efecto invernadero que impactan el cambio climático.

Al menos 20 centrales eléctricas de carbón en todo el país están siendo resucitadas o ampliadas más allá de sus fechas de cierre para garantizar que Alemania tenga suficiente electricidad. Este país está dependiendo otra vez del carbón altamente contaminante para casi un tercio de su electricidad.

Muchas personas empezaron igualmente a usar leña para calefacción de sus hogares durante el invierno, a pesar de ser una fuente de energía muy contaminante y muy nefasta para el ambiente y la salud.

Una parte importante de la transición energética actual en Alemania incluye el gas natural, porque este combustible es el que va cerrar la brecha energética hasta que las energías renovables puedan soportar la mayor parte del suministro de energía.

Pasarán varias décadas hasta que las energías renovables y los combustibles sintéticos (basados en energías renovables) se hayan apoderado por completo de todos los sectores de la economía.

El énfasis de la transición energética se está dando en las energías solar y eólica y en el gas natural, lo que va en línea con las tendencias mundiales. Como bien lo señalaba desde hace un tiempo BP en su Global Energy Outlook, “en el escenario ET (Evolving Transition), las energías renovables (solar y eólica fundamentalmente) y el gas natural representan casi el 85% del crecimiento de la energía primaria”.

2. Lecciones aprendidas en el caso de Noruega

El diseño y la implementación de la transición energética en Noruega (que tiene una población de unos 5,4 millones de habitantes) difieren mucho del caso de Alemania.

Noruega ha sido calificada internacionalmente como uno de los mejores países en la transición energética y en el manejo sostenible de sus recursos naturales energéticos, lo que le ha permitido lograr enormes avances económicos, sociales y ambientales, como los que se citan a continuación:

• Primer lugar en el Índice Global de Desarrollo Humano

• Líder mundial en inversión y gasto social per cápita

• Líder y referente mundial del desarrollo sostenible

• Líder mundial del desarrollo de energías renovables

• Segundo lugar en el Índice Global de Desempeño de la Arquitectura Energética

• Tercer lugar en el Índice de Transición Energética

• Una de las posiciones más altas en el Índice Global de Competitividad Energética

• Está dentro del grupo de países con mejor posición en el Índice Global de Desempeño Ambiental.

• Una de las posiciones más altas entre los mejores países para vivir.

• Líder mundial en el proceso de descarbonización de su economía y en la lucha contra el cambio climático.

• Primer lugar en la cantidad per cápita y en el porcentaje de la flota vehicular de automóviles eléctricos a nivel mundial.

• No tiene déficits fiscales y genera grandes cantidades de excedentes fiscales que se invierten en un fondo de riqueza nacional, cuyo rédito anual ya supera los ingresos fiscales anuales generados por su producción y sus exportaciones.

Noruega se encuentra entre los mejores países del mundo con el mejor desempeño de su sistema energético y ocupó el sexto lugar en el Índice del Trilema Energético Mundial del 2022 elaborado por el World Energy Council (WEC).

Noruega es un líder mundial en el desarrollo y la adopción de las energías renovables, pero también es un exportador de petróleo y gas natural.

El Gobierno ha sido claro en señalar que mientras el mundo necesite petróleo y gas natural, Noruega lo va a proveer para fortalecer la seguridad energética, particularmente la de Europa, y coadyuvar así en atenuar y evitar crisis energéticas (y económicas) durante las décadas que dure la transición energética.

En gran medida, este país le debe su prosperidad a sus yacimientos de petróleo y gas natural y ha reducido el uso interno de estos dos recursos energéticos a nivel nacional para principalmente exportarlos para impulsar el bienestar de sus habitantes.

Noruega está liderando igualmente la lucha contra el cambio climático. Este país cuenta con la tasa más alta de ventas de vehículos eléctricos, la más alta participación de los vehículos eléctricos en la flota vehicular, la mayor proporción de uso de energías renovables y alberga muchas de las maravillas naturales más espléndidas e impresionantes del planeta.

Con los excedentes de los recursos generados todos los años por los ingresos obtenidos por la producción y la exportación de gas natural y petróleo, Noruega creó un Fondo de Riqueza Soberana, el cual ha venido creciendo continuamente.

Un reciente artículo de Bloomberg señala que este fondo de riqueza nacional tiene actualmente un valor de $1,3 billones de dólares ($1.3 trillion en inglés).

Este Fondo seguirá creciendo en el futuro con estos excedentes generados permanentemente por las exportaciones de gas natural y de petróleo y con su propio rédito, el cual continuará generando miles de millones de dólares a perpetuidad para beneficio de las generaciones actuales y futuras del país.

Los beneficios para el país de este Fondo son enormes, ya que solamente los ingresos obtenidos de los réditos son de tal magnitud que hoy en día son superiores a los ingresos obtenidos por sus exportaciones de gas natural y petróleo.

3. Lecciones aprendidas en el caso de Nueva Zelanda

Nueva Zelanda tiene una población muy parecida a la de Noruega (y de Costa Rica), con un poco más de 5 millones de habitantes, y es un país que avanza firmemente en su desarrollo energético, su transición energética y en su lucha contra el cambio climático.

Como en todos los países del mundo, en Nueva Zelanda se tiene claro que la problemática de la reducción de las emisiones al ambiente está asociada fundamentalmente a los patrones de la demanda energética y no a la producción nacional de energía.

Este país se encuentra entre los mejores del mundo con respecto al desempeño de su sistema energético, ya que ocupó el octavo lugar en el Índice del Trilema Energético Mundial del 2022 elaborado por el World Energy Council (WEC).

Este resultado se debe al alto desempeño logrado con respecto a los tres factores críticos del Trilema:

• Asequibilidad y equidad energética: la capacidad de brindar acceso universal a energía confiable y asequible para uso doméstico y comercial.

• Seguridad energética: la capacidad para satisfacer la demanda energética actual y futura y la capacidad para resistir y responder a los choques del sistema.

• Sostenibilidad ambiental: la capacidad de mitigar y evitar la degradación ambiental y los impactos en el cambio climático.

Nueva Zelanda obtuvo una calificación A para cada uno de los 3 factores críticos, ubicándose en el 25% superior de los países a nivel mundial para cada factor.

Con respecto al desarrollo del gas natural nacional, y sin perjuicio del desarrollo de las energías renovables, se considera que el desarrollo de este combustible es muy importante para fortalecer la transición energética y mejorar el desempeño del país en el Trilema Energético:

• Desde la perspectiva de asequibilidad y equidad, el gas natural ayuda a proveer energía nacional a precios asequibles.

• Desde la perspectiva de seguridad energética, el gas natural nacional contribuye a tener una mayor seguridad e una mayor independencia energética, ya que es producido localmente.

• Desde la perspectiva de sostenibilidad ambiental, el gas natural es un combustible fósil que tiene emisiones mucho más bajas que el petróleo y el carbón y adicionalmente fortalece la integración de las fuentes renovables en el sistema energético al proveer energía firme.

Se estima que el gas natural será fundamental durante toda la transición, en un entorno donde las energías renovables desempeñan, y desempeñarán en el futuro, un papel cada vez más importante para satisfacer las necesidades energéticas del país.

Este país busca provechar al máximo el gas natural de producción nacional para realizar una transición energética ordenada, bien administrada y de bajo costo hacia el logro de cero neto emisiones para el 2050.

Se considera que tiene sentido considerar el gas natural como una fuente de energía responsable que puede compensar varias de las limitaciones que tienen las fuentes renovables de energía, tales como la intermitencia y la variabilidad prevista e imprevista.

El descubrimiento de los yacimientos de gas natural de Kapuni y del yacimiento gigante de Maui le proporcionó a este país el ímpetu para desarrollar una extensa red de producción y distribución de gas natural bajo el auspicio de ‘Piense en Grande’ ('Think Big').

4. Lecciones aprendidas de las discusiones en la Cumbre Climática Mundial (la COP27)

En la última Cumbre Climática Mundial (la COP27) se llegó a varias conclusiones en relación con el suministro energético, como las que se citan a continuación.

Es necesario invertir tanto en el desarrollo de las nuevas fuentes de energía (renovables) como también en las tradicionales con el fin de evitar crisis energéticas y altos precios de la energía que provoquen crisis económicas y sociales y que entorpezcan o que paralicen la transición energética, como ocurrió en el caso de Alemania y otros países.

Se debe progresar simultáneamente y de manera equilibrada en el fortalecimiento de los tres factores fundamentales de la transición energética: el acceso asequible a la energía, la seguridad energética y el logro de los objetivos climáticos.

La transición energética debe adoptar un enfoque de portafolio con el fin de suavizar la demanda y evitar choques de la oferta en el sistema energético.

Para tener una transición energética ordenada, el petróleo y el gas natural deben ser parte de la solución equilibrada y evolutiva, junto con todas las otras fuentes de energía.

Los consumidores en el mundo están solicitando varias soluciones a la vez: costos bajos y asequibles de la energía, seguridad energética (en abastecimiento y en reducción de la volatilidad de los precios de la energía) y avances en el logro progresivo de los objetivos climáticos.

5. Conclusiones

La transición energética es un proceso de cambio estructural muy profundo, muy amplio y muy complejo que, además de ser intensivo en capital, debe llevarse a cabo de manera progresiva durante décadas.

Además del aseguramiento continuo de los recursos financieros públicos y privados requeridos, la evidencia demuestra que, para lograr una transición energética exitosa, se deben equilibrar igualmente los tres factores críticos de éxito del Trilema Energético: seguridad energética, asequibilidad y competitividad de clase internacional en los precios de la energía y sostenibilidad ambiental.

En Alemania, la transición energética debilitó fuertemente la dimensión de seguridad energética con un significativo faltante de energía, lo cual terminó afectando los otros dos factores del Trilema Energético (asequibilidad y sostenibilidad), creando una importante crisis económica y social, la cual persiste todavía.

El faltante de energía que ocurrió provocó un aumento desmedido en los precios de la energía, junto con una alta volatilidad de éstos, y un aumento de las emisiones al ambiente al tener este país que incorporar de nuevo el carbón y la leña, que son los combustibles más dañinos para la salud, el clima y el ambiente en general.

Noruega y Nueva Zelanda son dos casos donde los avances en la transición energética han sido referentes de éxito en el mundo.

En estos dos países se ha entendido muy bien cómo llevar a cabo una transición energética y cómo desarrollar los recursos energéticos nacionales dentro del marco del Trilema Energético para potenciar el desarrollo economico y social, la transición energética, evitar crisis energéticas y reducir la volatilidad en los precios de la energía.

Las conclusiones sobre los temas energéticos en la última Cumbre Climática Mundial (la COP27) son consistentes con las realidades de la transición energética en el mundo y con las políticas energéticas y climáticas exitosas de países como Noruega y Nueva Zelanda.

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