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COLUMNISTAS


Lirios de mayo en marzo y abril

Marilyn Batista Márquez [email protected] | Miércoles 26 abril, 2023


Durante 25 años he sembrado lirios en el jardín y alrededores de mi casa. Esas flores inmaculadas crecen tan alto que algunas alcanzan más de un metro. Tallos robustos y flores blancas que me acostumbraron a verlas florecer dos veces al año, siempre en mayo y a veces entre octubre o noviembre.

Este año, en marzo, hubo varios días de fuertes lluvias y para mi sorpresa, ¡crecieron los lirios! Ahora, que se acerca mayo, comenzó a crecer una segunda camada.

Con júbilo celebré tener por primera vez, dos veces en el primer semestre del año, docenas de lirios que como astas se mueven al compás del viendo, atrayendo a escasos pajarillos y abejas, que se posan tímidamente sobre ellas para absorber su néctar.

Mi júbilo por este milagro de la naturaleza duró poco tiempo, cuando una persona, -al oír mi relato de los lirios que adelantaron su brote- me dijo que las lluvias, que las hicieron “crecer antes de tiempo” eran una amenaza para la naturaleza, pues es el efecto antropogénico, asociado a la contaminación con gases de efecto invernadero. Mientras me hablaba, busqué en mi celular la palabra “antropogénico” en el DRAE. Su significado es “perteneciente o relativo a lo que procede de los seres humanos que, en particular, tiene efectos sobre la naturaleza”.

En poco tiempo me quedó claro que mis lirios fueron incitados a crecer por algo así como una oscilación de la variabilidad climática, que en gran parte se deriva de las actividades humanas -principal motor del cambio climático- debido a la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas

Conversando con una amiga sobre el tema de mis lirios de marzo, me amplió la información del efecto negativo sobre la agricultura que tiene este tipo de “adelanto” del periodo de lluvias, como el advenimiento de plagas y cosechas que se pudren y merman, porque no es el clima natural dentro del proceso producción.

En resumen, los seres humanos hemos interferido, afectado y maltratado la naturaleza y como la Tierra es un sistema en el que todo está conectado, los cambios que hemos producido tienen consecuencias que van mucho más allá de volver a ver florecer mis lirios, como sequías intensas, incendios graves, deshielo de los polos, aumento del nivel del mar, escases de agua, tormentas catastróficas, inundaciones y disminución de la biodiversidad.

Como un consuelo pensé en la frase que me repetía mi abuela Adela “la naturaleza es sabia”, y en forma egoísta me pregunté ¿y si la naturaleza, en su sabiduría adquirida a través de los siglos, ha podido perfeccionarse y desarrollar mecanismos para conseguir reproducirse de forma eficaz, podré ver crecer nuevamente mis lirios en mayo del próximo año?

Supongo que sí volverán a crecer, quizás menos altos y olorosos, con tallos delgados y flores pequeñas, como castigo a mi inercia frente a la tala de bosques, el consumo de alimentos que han utilizado fertilizantes con nitrógeno (la ignorancia no me releva de la responsabilidad) y el uso indiscriminado de mi auto que libera CO2 cuando se quema la gasolina.

A la Pachamama le prometo tomar acciones para mitigar mi huella de carbono, esperando que se apiade de mí y me permita ver nuevamente brotar los lirios todos los mayos de mi vida.

Epílogo

-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...

-Soy responsable de mi rosa... -repitió el principito, a fin de acordarse”.

El Principito. Antoine de Saint-Exupéry

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