“Niñas y adolescentes no deberían ser madres. ¡Basta de guardar silencio!”: Cindy Quesada, ministra de la Mujer

La situación en la que viven cientos de menores de edad embarazadas preocupa, y enciende las alertas de médicos e instituciones, que levantan la voz para decir ‘¡basta ya de invisibilizar y normalizar el abuso sexual contra niñas y adolescentes, en este país!’.

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“Las niñas y adolescentes no deberían ser madres, deberían estar estudiando, forjándose un futuro para tener la independencia que les permita salir de círculos de violencia y de pobreza”, enfatizó Cindy Quesada, ministra de la Mujer.

Quesada fue clara y enérgica al decir: “¡Basta ya de guardar silencio!. Dejemos de normalizar el abuso sexual, las relaciones impropias, las violaciones y todo tipo de violencia sexual contra nuestras niñas”.

Sus palabras son una secuela, tras la noticia de la desaparición de una bebé, en Cartago, cuya madre tiene tan solo 13 años de edad.

Sus palabras son una secuela, tras la noticia de la desaparición de una bebé, en Cartago, cuya madre tiene tan solo 13 años de edad.

Ese caso se suma a las 751 niñas y adolescentes que se convirtieron a destiempo en madres, en 2021; de ellas 626 eran estudiantes de colegios diurnos y nocturnos, según datos del Ministerio de Educación Pública (MEP).

Los escolares también figuran en la lista de víctimas por relaciones impropias: 56 menores quedaron embarazadas, en el 2021, 24 más que en 2020.

Los números impresionan, en especial porque muchas veces son situaciones que cuentan con el apoyo de los padres de familia, quienes ven como “normal” que sus hijas mantengan relaciones sexuales convirtiéndolas prematuramente en madres.

De acuerdo con el sistema de reportes del Servicio de Orientación del MEP, al 6 de abril del 2023, se realizaron 98 referencias al Patronato Nacional de la Infancia (PANI), por denuncias realizadas por profesionales en orientación en los centros educativos al tratarse de embarazos de adolescentes.

La edad sí importa, y más cuando se trata de relaciones desiguales y de poder entre una persona adulta y una adolescente, pues no solo son inconvenientes sino dañinas física y emocionalmente para las menores. Sin dejar de mencionar que se trata de un delito castigado por ley.

La Ley 9406 protege a los menores en situación de violencia y castiga al adulto, según el tipo de relación existente. Por ejemplo, será penado con prisión de tres a seis años cuando la víctima es mayor de 15 años y menor de 18 años, y el autor sea siete o más años mayor que esta en edad.

También, tendrá una pena de prisión de cuatro a diez años, siempre que el autor tenga parentesco familiar o se encuentre en una posición de confianza o de autoridad con la víctima.

Autoridades del PANI, según consulta de LA REPÚBLICA informaron que al tratarse de una situación de violencia sexual, según la descripción de la consulta, y en todos los casos, se procede a clasificar la denuncia y a su investigación.

Asimismo, se indicó que los casos de abuso y maltrato físico por lo general se clasifican como prioridad, “son las denuncias en las que se requiere brindar atención y protección inmediata debido a que la persona menor de edad se encuentra expuesta a situaciones de amenazas o violación directa a sus derechos, suponiendo un riesgo inminente para su vida o integridad, ya sea en su medio familiar, en su entorno o a sí mismo”.

El Centro de Orientación e Información del PANI presentó ante la Fiscalía cuatro denuncias por relaciones impropias, en el 2022. Adicionalmente, el resto de unidades operativas del PANI también presentan denuncias.

La afectación es grande, pues más allá de la parte legal, la menor embarazada ve violentado su crecimiento y vida personal.

La víctima no está preparada física y mentalmente, lo que amenaza su integridad e incluso su vida, señaló el doctor Roberto Salvatierra, investigador de la Universidad Hispanoamericana.

Salvatierra agregó que sufre daño en la autoestima que suele verse acompañada de sentimientos de inseguridad, tristeza, impotencia y miedo, además de aislarse de su círculo social.

Es importante que la futura madre tenga control prenatal, pues se trata de un embarazo de alto riesgo e incluso con altas posibilidades de morir en el proceso, señaló María Angélica Vargas, especialista en ginecología y obstetricia.

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Tanto Vargas como Salvatierra consideran que la menor requiere un abordaje integral médico, psicológico y social.