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Precisión del tipo de cambio funcional; Una estrategia país

Juan Diego Sánchez Sánchez [email protected] | Lunes 13 febrero, 2023


JDS


Precisión del tipo de cambio funcional; Una estrategia país

Dr. Juan Diego Sánchez Sánchez, Ph.D

Asesor y analista financiero, abogado, profesor e investigador

El tipo de cambio, entendido como la tasa de conversión dada por la cantidad de monedas nacionales necesarias para la obtención de una unidad monetaria extranjera, definida de manera oficial por el dólar, es un elemento propio de la política económica del país, el cual, aunque sujeto a influencias y presiones de entornos nacionales e internacionales, en esencia, es una variable de relativa afectación directa por parte del Estado, particularmente en materia de la disponibilidad del circulante de divisas extranjeras en el país, movimiento que puede elevar o disminuir la tasa.

Para efectos del país, la política adoptada, al menos en principio, es basada en un sistema de bandas cambiarias, donde se establece un tipo de cambio denominado “techo”, o bien, de forma más técnica la banda superior, y otro conocido como “piso” o banda inferior. Estos extremos revelan un espectro de posibles movimientos, los cuales debiesen ser dados, no por la intervención estatal, sino más bien por los requerimientos mismos del mercado, es decir, una reacción específica a las fuerzas de la oferta y la demanda pecuniaria de la divisa en cuestión.

Parece ser de fácil comprensión el entendimiento de los movimientos en la tasa de cambio, pues a una mayor disponibilidad de dólares que circulan en el mercado, estos repercuten en un incremento directo de la masa monetaria, por lo tanto se estaría ante una situación de abundancia, o al menos de exceso, gestión que tiende a empujar el tipo de cambio a la baja, presentando así una tasa menor. Mientras que al presentarse una menor cantidad de unidades monetarias extranjeras, entiéndase dólares de circulación en la economía nacional, se estaría ante una escasez o carencia de esta moneda, presionando así el tipo de cambio hacia arriba, influyendo igualmente la tasa de interés.

Para efectos de lograr precisar los movimientos anteriores, y a la luz de la esencia misma del modelo cambiario, deben ser las fuerzas adyacentes del mercado las que empujen al alza o la baja la tasa cambiaria, derivando en valores del dólar que reflejen de forma univoca y verídica la cuantía de esta moneda en el flujo económico del país, presentando así una realidad objetiva de la economía nacional. No obstante, esta no parece ser la situación y las distorsiones, así como cambios abruptos, apreciaciones y caídas sin control, parecen derivarse de la constante intervención estatal en el mercado, claramente, sumado a otros factores, pero con particular atención a la participación del Estado, lo cual tiende a tergiversar el valor del dólar.

Vale indicar que para efectos de lograr una caída del dólar en su valor cambiario, esto debe implicar la existencia, casi en abundancia de muchas unidades de esta moneda en circulación, donde en efecto, temas tales como la entrada de dólares por el turismo y el acceso al financiamiento estatal en la divisa, precisan generar una circulación mayor de una masa monetaria dolarizada en el mercado, lo cual, inexorablemente empuja el tipo de cambio a la baja. Por otra parte, una apreciación en el tipo de cambio deviene de una relativa escasez de la moneda extranjera en el país, lo cual pudiese observarse al disminuir el flujo dinerario por conceptos de exportaciones, las transferencias directas extranjeras, la disminución del turismo, o su compra por parte del Estado.

Ahora bien, en términos de los efectos ligados a bajas o alzas del tipo de cambio, cabe resaltar que en ambos casos existen sectores de la economía del país que se ven afectados o beneficiados, tanto de forma directa como parcial, dependiendo de su función misma como unidad microeconómica, pero en función de su participación global en el flujo de bienes y servicios en la cadena productiva económica y financiera. Es importante aquí resaltar que la ciencia económica misma se basa en solventar las necesidades humanas ilimitadas por medio de los recursos productivos y económicos, los cuales por definición misma son escasos, es decir, es virtualmente imposible satisfacer en absoluto, todos los requerimientos de la totalidad de las unidades productivas y consumidoras de una determinada economía.

Para una caída en el tipo de cambio, los principales beneficiados son las unidades económicas deficitarias en materia financiera, es decir, aquellas personas físicas o jurídicas que denotan tener una deuda activa en moneda extranjera, entiéndase, en dólares, y cuyos ingresos se generan en colones, quienes, al verse apreciado el colón, necesitan menos unidades monetarias nacionales para hacer frente a su cuota de financiamiento. De igual forma pueden citarse como beneficiados a los importadores, quienes y derivado del aumento en el valor del colón, deben destinar menos unidades pecuniarias nacionales para efectos de sus compras en moneda extranjera, permitiéndoles aumentar su margen de ganancia y maximizar su utilidad en la gestión comercial.

Por otra parte, entre los beneficiados por una apreciación del tipo del cambio destacan dos sectores fundamentales y estratégicos de la economía. Primeramente el sector turismo, pues al arribar el visitante con una moneda extranjera con un mayor valor, su consumo y cuantía de gasto en el país aumentan, señalando no solamente un mayor ingreso para las entidades gestoras del turismo, sino que también les permite maximizar su ganancia y ampliar su operación en general. Siempre en función de un aumento en el tipo de cambio, al precisarse una depreciación del valor del colón, el sector exportador también se ve beneficiado, pues logra disminuir su costo de operación, derivando a la vez en una mayor ganancia por concepto de la exportación, esto al recibir sus ingresos en dólares, señalando de igual forma un incremento en eventuales ganancias por diferencial cambiario, además de precisar un costo país menor, repercutiendo indirectamente en un control de la inflación también, y un impulso a una mejora en la balanza comercial nacional.

Al haber unidades económicas en los dos extremos de las fluctuaciones del tipo de cambio, surge la interrogante ¿Qué es más funcional y pragmático para el país?, idea que parece debe ser resuelta a la luz de la doctrina económica misma que analiza la escasez, donde debe analizarse de forma muy objetiva la obtención de los mayores beneficios posibles para la economía en general, más allá de enfocarse únicamente en gremios o sectores. Bajo esta lógica no parece complicada la decisión, pues al analizar el enfoque global del país, así como la gestión de política internacional, la precisión de una moneda nacional de poco valor y un tipo de cambio alto, parecen producentes.

Si bien es cierto podría discutirse que un tipo de cambio bajo debería repercutir en menores precios de los productos importados, esto es más una concepción teórica, pues en esencia, el comerciante al observar una rebaja en sus costos, traslada dicho movimiento a su margen y no al mercado. O bien, podría argumentarse que la tasa cambiaria baja debe incidir en rebajas en el precio de los combustibles, tema que en un mercado monopolista, donde temas como las compras en firme, precios internacionales, margen de operación y otros influyen en el monto final, no resulta ser observable el impacto directo en el precio y el beneficio final al consumidor tampoco

Debe recordarse que dos de los sectores de mayor relevancia, tanto en su aporte a la producción país, así como en la generación de empleo, además de ser esenciales para la inserción global, la dinamización de la economía y la balanza comercial, son precisamente el turismo y las exportaciones, mismos que al presentarse un tipo de cambio alto se ven beneficiados, permitiendo su crecimiento y operación, además de generar un impacto directo también en la recaudación tributaria, no solamente por una expansión de su negocio, sino por concepto de ganancias por diferencial cambiario, beneficiando al país en general. Claramente, el hecho de sugerirse un tipo de cambio alto no implica una desprotección a otros sectores, pero en efecto la decisión debe ser basada en el beneficio mayoritario para el país como un todo, donde los ejes de la generación de empleo, la internacionalidad y la estabilidad sean considerados de forma fundamental.







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