Un camino posible para la Sectorización: Visión desde CANABUS.
Bernal Rodríguez [email protected] | Viernes 17 enero, 2025
Bernal Rodríguez
Presidente de CANABUS
La sectorización del transporte público ha sido un tema ampliamente discutido en Costa Rica, pero su implementación sigue estancada. Esta propuesta busca organizar el transporte público bajo un esquema de rutas troncales y alimentadoras, sigue enfrentando la barrera del peso de las viejas ideas. Este artículo pretende reflexionar sobre estas barreras y proponer soluciones prácticas que desde nuestra organización observamos.
La promesa de la sectorización desde sus inicios fue reducir el tiempo de viaje al usuario, al empresario le prometió hacerlo más eficiente y al regulador le prometió mejores condiciones para impulsar políticas públicas modernizadoras; pero hasta el momento, ninguno de estos actores ha visto beneficios, aunque sí los costos. Pero, ¿porqué no avanzamos si parece tan buena propuesta?
Las raíces de la resistencia
Primero, existe un miedo al cambio, tanto entre los operadores como entre los usuarios. Los empresarios temen perder autonomía y control sobre sus rutas, mientras que los usuarios temen una disminución en la calidad del servicio o un aumento en las tarifas. Este temor, aunque legítimo, ignora el potencial de mejora que trae la sectorización.
Segundo, los intereses establecidos juegan un papel importante. Algunas empresas han prosperado en el sistema actual, y cualquier reforma que amenace su posición genera resistencia. Además, los procesos regulatorios tienden a ser lentos y complejos, lo que da espacio a grupos de presión para obstaculizar el cambio.
Tercero, los regulares resultados de la interlínea. Un proyecto paralelo a la sectorización es la interlínea. Este consiste en distribuir usuarios entre los sectores definidos en la sectorización. En el año 2000 se trató la idea, pero fue implementable hasta 2013. De ese momento a la fecha, solo algunos de los segmentos de ese proyecto se lograron afianzar y mantienen en operación. El éxito parcial se debe a la asimetría de la demanda, pues hay partes de la interlínea que desde sus inicios sí tuvieron e incrementaron la demanda de pasajeros pero otras no. La lección es, debemos modelar primero antes de lanzar una propuesta general.
Las consecuencias del estancamiento las pagamos todos, aferrarse al modelo actual tiene consecuencias claras:
1. Estancamiento e ineficiencia: Las rutas compiten entre sí, la demanda se drena, los recursos no se aprovechan al máximo, y los costos operativos siguen aumentando. Hemos sido testigos de las diferencias entre los reguladores y los operadores, así como el crecimiento de las tarifas en los últimos años. Creemos que la solución al transporte público, ¡no es incrementando las tarifas! justamente porque hay competidores formales e informales alrededor del sistema de transporte.
2. Desigualdad: Las zonas periféricas reciben un servicio limitado o inexistente, perpetuando la desigualdad de oportunidades. Según datos del CTP, hay más de un centenar de rutas que se han declarado en abandono, lo cual expulsa personas del sistema de transporte. Existe evidencia de que usuarios que dejan el transporte público, no regresan.
3. Impacto ambiental: La falta de una planificación territorial genera más emisiones, un problema que contrasta con los compromisos de sostenibilidad del país. El reto climático es impostergable, debemos actuar sobre las mitigaciones de emisiones sonoras, de gases y visuales necesarias.
Propuestas para avanzar
En CANABUS creemos que la sectorización es posible, pero debemos crear un proceso. Lo que se tiene actualmente no corresponde con esto. Si algo hemos aprendido es que las ideas, siguiendo a Platón, están en la metafísica, pero nosotros los humanos necesitamos “aterrizarlas”. Darle realismo a la sectorización, requiere desarrollar una gobernanza especial y superar algunos mitos como que la sectorización es algo metropolitano y que solamente los actores locales tienen potestad y autoridad para dar criterio; esto es repetir el pensamiento de los últimos 25 años, además de ser contumaz en excluir a otros actores legítimamente interesados en el mejoramiento del sistema de transporte. La sectorización es una parte del sistema nacional de transporte público, pero no es la más importante.
Como conocedores de procesos de modernización, pensamos que la sectorización debe iniciarse en un espacio controlado, que permita la operacionalización de conceptos y donde se pueda observar el funcionamiento de la propuesta y su mejoramiento. No vemos como una buena idea lanzar indiscriminadamente este concepto, como un manto sobre las diversas localidades, empresas y usuarios, pues todos tienen sus propias dudas y diferentes percepciones.
Nuestra experiencia nos indica que un buen lugar a donde se puede realizar la sectorización es en la zona de Coronado, justamente porque ya existe un diseño natural de rutas alimentadoras y troncales. Adicionalmente la empresa de la zona, ya cuenta con pago electrónico y tiene las condiciones operativas necesarias para hacer visible la idea. Existe allí entonces lo que se denomina un “producto mínimo viable” que puede ponerse en funcionamiento por medio de la realización de un “plan piloto” donde sea posible desarrollar los conceptos que proponen. Desarrollar planes piloto ha demostrado ser una metodología exitosa al implementar pago electrónico y se puede replicar en este proyecto también.
Conjuntamente, se requiere de un esfuerzo en educación y comunicación: Se debe informar a empresarios, usuarios y reguladores sobre los beneficios de la sectorización. Como segundo paso, definir los incentivos económicos, es decir, ofrecer beneficios financieros y económicos a los operadores que participen en el proceso para superar la resistencia. Tercero, se debe continuar con la modernización tecnológica actual, llevando primero el pago electrónico a otras localidades a las cuales potencialmente se pueda llevar los resultados de ese plan piloto y replicarlo. Así mismo, se debe contar con un comité de operadores y reguladores que realicen monitoreo de este plan piloto, donde se puedan evaluar los resultados, realizar mejoras y escalar el proyecto a otras zonas potenciales.
Teniendo todo esto claro, debemos comprender que la sectorización tendrá un resultado directamente proporcional al grado de gobernanza. Si esta es buena y sigue los pasos indicados, lograremos romper la inercia, pasando de las ideas a la acción, pero si es deficiente nos mantendremos discutiendo únicamente las ideas y nos mantendremos "varados" como hasta la fecha.