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Más sobre anacronismo

Humberto Pacheco [email protected] | Martes 17 diciembre, 2013


Algunos miembros de la caverna liberacionista han seguido dándole oxígeno a ese superado sistema, cuyas ubres han amamantado a tanto oportunista


Trotando Mundos

Más sobre anacronismo

Nuestro Padre don Viko Pacheco fue uno de los fundadores del Partido Liberación Nacional, excombatiente del 48 y Ministro de Seguridad Pública a quien tocó dirigir la defensa de Costa Rica durante la invasión de Somoza en 1955, defensa que de paso le dio una lección a este último que no olvidó nunca más. Mencionamos estos antecedentes históricos porque respaldan su pensamiento democrático.
Don Viko apoyó la nacionalización de la banca, de los seguros, eléctrica y telefónica y la creación del INVU, en busca de mejorar la calidad de vida de los costarricenses que se había deteriorado bastante durante los últimos gobiernos anteriores a 1948. Recordamos lo folklórico que resultaba hacer una llamada de la casa de nuestra abuela en Cartago a la propia en San José. Tras esperar incansablemente a que una operadora nos pidiera el número de cuatro dígitos, con frecuencia sin estarlo la respuesta era “ocupado”. Cuando finalmente lográbamos la conexión, los gritos que había que pegar probablemente se escuchaban mejor en San José sin la ayuda del teléfono.
Nos comentaba Papá, nuestro amigo y compañero de una vida porque quiso el destino que uniéramos el nuestro al suyo en la firma de abogados que fundó, que ese trascendental paso a una economía empresarial estatal sin competencia había sido necesario para inyectarle al país una dosis de modernidad que los empresarios de la época no entendían o no estaban preparados para darle.
Y a fe que inicialmente tuvo los efectos deseados, brincándonos muchas etapas del crecimiento nacional en forma positiva. Sin embargo, para Papá eran condiciones ineludibles de este “poco ortodoxo sistema” el que fuera transitorio (por ello entendía no más de veinte años) y que estuviera en manos de hombres muy probos, como fue el caso de la energía y las telecomunicaciones con don Jorge Manuel Dengo o el de la vivienda con el Presbítero Benjamín Núñez.
Ya un hombre maduro, cual viejo joven, en los años ochenta don Viko se alejó totalmente de la política porque “habíamos caído en lo mismo de antes” y se quejaba de que el modelo estaba superado, abogando por movernos hacia una economía abierta y de libre competencia como las de los Estados Unidos o los países más exitosos de Europa.
El tono de su preocupación provenía tanto de la longevidad de una solución transitoria- el Estado empresario- como de la falta de capacidad y honorabilidad de quienes se habían posesionado de las instituciones públicas.
Aún hoy algunos miembros de la caverna liberacionista han seguido dándole oxígeno a ese superado sistema, cuyas ubres han amamantado a tanto oportunista. Es por eso que nos preguntábamos como era posible que una persona carismática como don José María Villalta, que clama ser innovador y querer cambiar las cosas, pretende hacerlo volviendo a las instituciones anacrónicas y superadas de nuestro arcaico sistema. ¿Un joven viejo y sin ideas?
No lo hemos escuchado opinar sobre como piensa sacar al país adelante, pero lo de volver a esos anacronismos no es una opción. ¿Más impuestos, como propugnan algunos? Eso va a contrapelo de lo que están haciendo las potencias económicas mundiales para intentar salir de una crisis cuyo fin no se vislumbra.
¿Inventar la rueda? Eso está bien jodido.

Humberto Pacheco A
[email protected]

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