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COLUMNISTAS


La UNIÓN empresarial

Álvaro Sáenz [email protected] | Miércoles 20 noviembre, 2019


Hay que pensar y actuar en grande; con la vista puesta en la Gran Historia, y basados en los principios heredados de quienes fundaron - hace casi 200 años- este país.

La Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones de la Empresa Privada (UCCAEP) es una organización insignia de todos los empresarios; un foro para escuchar y analizar diversos criterios.

El interés de cada uno debe ser el de todos, así como el de todos debe ser el de cada uno. No hay cámaras más o menos relevantes.

Costó casi medio siglo construir el andamiaje jurídico y político que sostiene las columnas de la UCCAEP; para convertirse en una agrupación de muchas voluntades empresariales, la que con amplias representaciones en directivas y comités del Estado, fomenta el debate y las acciones hacia el desarrollo.

Esta Unión es un sistema plural que debe de estar regulado por la armonía entre los distintos integrantes; más allá de las diferencias personales y sectoriales, es necesario enfocarse en la consecución de objetivos tanto coyunturales como estructurales.

El futuro de Costa Rica trasciende los ciclos electorales, mas bien depende de la empresa privada; de su capacidad de unir a los costarricenses alrededor de un proyecto de reactivación económica, que mejore la productividad, la competitividad, la eficiencia, el ahorro, el empleo y por ende la riqueza nacional. Como en toda actividad humana hay conflictos y puntos de vista distintos; para arbitrar esas discrepancias están los estatutos de la Unión, que son normas de conducta aprobadas para el sano ejercicio de la libertad de expresión, en un marco de respeto y de responsabilidad.

El intenso y libre ambiente económico y social de Costa Rica, obliga a que La Unión opere como principal mediador entre la iniciativa privada, los diferentes poderes de la República y otros actores sociales, cuya opinión debe escucharse con actitud constructiva y tolerancia.

Una semilla de esperanza empieza apenas a germinar en el entorno de la economía; un leve repunte en los indicadores señala que los cambios generados -el año pasado y este- fueron necesarios y oportunos, para detener la caída en el abismo de la crisis fiscal.

Para que esta planta crezca es indispensable y urgente que el Gobierno y los diputados actúen con mayor diligencia en la reducción de la tramitología, que promulgen flexibilidades en las reglas de contratación para dinamizar el mercado laboral y que se logren eficiencias para reducir el costo de la energía.

Es urgente también la pronta aprobación de la regulación de las huelgas, y el año próximo la ley de empleo público, lo cual generará confianza en la inversión.

Como herederos de un rico legado de paz, estabilidad y concordia social; los empresarios deben de asumir su responsabilidad histórica, contribuir a cimentarlo, engrandecerlo y transmitirlo a las nuevas generaciones.


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