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Lo que vi del Mundial

Ennio Rodríguez [email protected] | Martes 17 julio, 2018


Lo que vi del Mundial

Confieso, como muchos, que disfruto ver el fútbol, ciencia, arte, deporte, individuo y equipo; en fin, por algo cautiva a gran parte de la humanidad; y, como fenómeno sociológico, basta observar las celebraciones del triunfo en Francia para entender el impacto en las narrativas nacionales, no logradas por fenómeno alguno, ya sea político, artístico, científico o, incluso, de cualquier otro evento de masas. Eso me da licencia, sin ser experto de ninguna clase en el deporte rey, de expresar algunas pinceladas de lo que vi. ¡Si el mundo se detiene a ver el Mundial, todos tenemos algo que decir!

El estilo de juego que desarrolló Vicente del Bosque, con el que coronó a España como campeón de la Copa Mundial de 2010, el llamado “tacataca”, posesión del balón y toques de primera intención hasta lograr penetrar la defensa enemiga, fracasó en Rusia. Mayor porcentaje de posesión no significó mayores posibilidades de triunfo.

Otros equipos europeos desarrollaron el nuevo fútbol dominante, desde luego con Francia como el máximo exponente del planeta, pero también visible en Bélgica, Alemania e Inglaterra, aunque claramente con menor éxito. Entre otras características de la nueva estrategia, se observa un papel creciente para la ciencia. Los deportistas profesionales de los equipos líderes en las principales ligas europeas tienen una condición física de superhumanos, imagino producto de una combinación de dieta, que los lleva a porcentajes óptimos de grasa y masa muscular, ejercicios de fuerza y resistencia, y técnicas de recuperación, hidratación y tratamiento de lesiones, entre otros. Estos equipos de superhumanos pudieron detener tanto al tacataca, como al ataque virtuoso de superestrellas (Ronaldo, Neymar y Messi, por ejemplo) sobre una base de bloques defensivos y ofensivos que se desplazaban a grandes velocidades manteniendo las líneas compactas e impenetrables. Se movían en el campo como ejércitos ocupando posiciones defensivas que se transformaban en ofensivas al menor error del rival o el éxito en robar una pelota. Así, la posesión del balón pasó a segundo plano, esta dio paso a las posiciones y desplazamiento de los atacantes a velocidades que, a la menor ventaja al iniciar el contraataque o mayor velocidad del atacante, podía ser letal. Francia también mostró las ventajas de la inmigración. ¡Europa, el racismo contra los migrantes es contraproducente hasta en el fútbol!

En general, los jugadores son cada vez más altos y corpulentos, sin dejar de ser habilidosos y veloces, lo cual otorga gran importancia a las jugadas a balón parado. Jugadas de pizarrón que significaron un alto porcentaje de goles y un gran peso en los resultados finales. Para ello, la precisión de las técnicas para colocar la pelota y el cabeceo destacaron en este mundial para cumplir con libretos trabajados por horas. Ante bloques defensivos inexpugnables, las jugadas a balón parado podían cambiar la suerte del partido al obligar a las víctimas a abrir el juego para buscar el juego y así vimos, incluso, resultados abultados. Pero, como no hay regla sin su excepción, el balón de oro fue para Luca Modric, el extraordinario 10 de Croacia y del Real Madrid, que juega pues, como un 10 tradicional, habilidoso, inteligente con pases filtrados mortíferos, relativamente bajo y liviano. Así, es que no todo está escrito y veremos si Catar nos presentará nuevas estrategias en el campo de fútbol. Los grandes cerebros innovadores ya estarán pensando en cómo derrotar a Francia, el máximo exponente de la estrategia posicional, más parecida a un juego de ajedrez que al fútbol de antaño.

La figura del 9 también parece, de momento, una especie en extinción, aunque este tenga la corpulencia y habilidades de Lukaku, un par de buenos centrales lo pueden anular y dejan sin poder concretar los ataques centrados en alimentar al 9.

A pesar de que arte y habilidad lo mostraron equipos de otras partes del orbe en el Mundial de Rusia, nuevamente Europa parece haberse separado del resto por mayor ciencia en la preparación de sus jugadores y el diseño y práctica de la estrategia posicional con contraataques a velocidades fulminantes y la precisión y trabajo de las jugadas a balón parado. ¡Esperamos que Catar nos muestre, nuevamente, una cancha más nivelada!

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