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El horror del fin de año

Claudia Barrionuevo [email protected] | Lunes 25 enero, 2016


 Así como no todos los delincuentes son inmigrantes, no todos los inmigrantes son delincuentes

El horror del fin de año

Durante la Primavera Árabe en El Cairo, los egipcios se reunían en la Plaza Tahrir para protestar contra el gobierno de Hosni Mubarak. El 11 de febrero de 2011 la caída del dictador provocó una celebración desbordada. Lara Logan, corresponsal de guerra de la CBS, fue rodeada por miles de personas, separada de su equipo, y agredida sexualmente de manera brutal.
En junio del año pasado los cairotas festejaron con euforia, en la misma plaza, la llegada al poder de Abdelfatah Al Sisi. Trescientas mujeres fueron víctimas de violentos ataques sexuales por grupos que utilizaron la misma técnica aplicada a Lara: rodeos, separación y violación.
La policía asiste como espectadora o participa en los asaltos, así que los delitos quedan impunes. Sin embargo, hace pocos días, fue noticia que los tribunales de justicia egipcios condenaron a dos violadores a cadena perpetua y a otro a 20 años de cárcel.
La noche del fin de año los alemanes tienen la costumbre de reunirse en las grandes plazas de sus ciudades. El 31 de diciembre, mientras esperaban que dieran las 12, casi mil mujeres fueron agredidas en Colonia, Hamburgo, Stuttgat, Fráncfort y otras 16 ciudades alemanas. El modus operandi de estos grupos, llamados Bailones, es acercarse amigablemente cantando y bailando, separar a sus víctimas para robarles, agredirlas y, si lo logran, violarlas.
A partir de la difusión de lo sucedido en Colonia, donde se han recibido más de 500 denuncias, otras ciudades compartieron sus experiencias. En Zúrich los delitos ocurrieron cerca del lago y en Helsinki la policía manifestó su sorpresa ante el aumento inusual de denuncias de índole sexual esa noche.
La semana pasada se descubrió que la policía sueca ocultó información sobre delitos sexuales ocurridos en agosto de 2014 y 2015. Se trataba de casos que ocurrieron en el marco del We are STHLM”, un festival masivo de música juvenil, que se celebra en verano en Estocolmo. Los organizadores del festival identificaron a más de 50 sospechosos y expulsaron a 200 jóvenes. Se trataba de bandas de adolescentes afganos.
El responsable de la Policía Nacional sueca justificó el ocultamiento de las denuncias argumentando que la mayoría de los sospechosos era de origen inmigrante y temía que esto provocara una represalia xenofóbica.
Eso es lo que está ocurriendo ahora en Europa: los sucesos del fin de año han provocado un mayor rechazo contra los inmigrantes porque, aunque hay algunos alemanes sospechosos entre los detenidos, otros son de origen árabe o norafricano, incluso algunos demandantes de asilo. Los neonazis y los ultraderechistas están aprovechando la coyuntura para dar rienda a su odio racial. Ya se han reportado violentas agresiones contra los “no blancos”.
La situación es muy delicada y solo está beneficiando a la derecha. Así como no todos los delincuentes son inmigrantes, no todos los inmigrantes son delincuentes. Hay que tenerlo claro.


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