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Las chicas superempoderadas

Claudia Barrionuevo [email protected] | Martes 08 marzo, 2016


Las chicas superempoderadas

Cuatro años después del nacimiento de mi mamá, apareció por primera vez, en una revista de historietas norteamericana, el personaje de la Mujer Maravilla. El sicólogo feminista William Marston es el padre de la única superheroína de la Liga de la Justicia.

Un año antes de mi nacimiento Mattel lanzó al mercado la primera muñeca Barbie, creada por Ruth Handler. La creativa empresaria, luego de sufrir cáncer de mama y perder un pecho en 1970, inventó prótesis más reales que las existentes en ese momento.
Un año antes del nacimiento de mi hija Manu se emitía el primer capítulo de Sailor Moon. Naoko Takeuchi, una química farmacéutica que adoraba dibujar, concibió la serie de animación más doblada del mundo.
Tres años después del nacimiento de mi hija Vale salió al aire la serie de animación Las Chicas Superpoderosas que fueron creadas por el Profesor Utonio con azúcar, flores, muchos colores y el ingrediente X… Craig McCracken es el animador que imaginó a Bombón, Burbuja y Bellota.
Barbie no era una heroína pero compartía con la Mujer Maravilla y Sailor Moon un modelo corporal femenino casi imposible de alcanzar. En cambio las Chicas Superpoderosas eran simplemente niñas que combatían el mal además de los estereotipos de género.
El pasado mes de enero, Mattel lanzó su nueva colección de Barbies con cuerpos, supuestamente, más cercanos a la realidad, intentando recuperar el mercado que ha ido perdiendo. Eso sí, no cambiaron a Ken: no los hay ni calvos, ni panzones
Las madres más jóvenes, pertenecientes a la generación de los millennials, no quieren comprarles a sus hijas muñecas que no se parezcan a ellas mismas. Las mujeres se empoderaron.
El término de empoderamiento surgió en 1995, en la Conferencia Mundial de las Mujeres en Beijing. Terminaba el siglo XX y, con grandes dificultades y años de lucha, las mujeres habían ganado más espacio en la toma de decisiones, en el ejercicio del poder.
Y ahora, 20 años después, las mujeres cada vez elijen más. Elijen estudiar ingeniería o preescolar, bordar o hacer asados, casarse con vestido blanco o ser solteras. Elijen su sexualidad y no la esconden. Elijen maquillarse y usar tacones o tatuarse y usar tenis, teñirse el pelo de azul o dejarse las canas, ser fitness o aceptar unos kilos de más. Elijen porque son dueñas de sus vidas, estudian, trabajan, compiten, se esfuerzan.
Tienen identidad propia y exigen que sus elecciones sean respetadas Ya no dependen de un marido, de un padre, de un hombre. No aceptan que nadie les dicte cómo deben hablar, comportarse, vestirse. En definitiva: vivir.
Lamento que, en otras latitudes y aquí mismo, a las mujeres les siga costando tanto eso: vivir.
Admiro y envidio (sanamente) a mis hijas por ser chicas superempoderadas. A mí, que no soy chica ni super, me ha costado años alcanzar el empoderamiento. Y todavía no estoy segura de haberlo logrado.


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