Por la tolerancia a los derechos de los demás
Claudia Barrionuevo [email protected] | Lunes 16 noviembre, 2015
Prefiero mil veces que una mujer interrumpa un embarazo a que tenga un hijo sin quererlo y lo maltrate hasta la muerte
Por la tolerancia a los derechos de los demás
Hoy quiero hablar de democracia verdadera, de los derechos de todos. Soy abanderada de muchas causas y entiendo que algunas de ellas no sean compartidas.
Por ejemplo: estoy convencida de que el aborto debería ser legal y no me refiero solo al terapéutico. Prefiero mil veces que una mujer interrumpa un embarazo a que tenga un hijo sin quererlo y lo maltrate hasta la muerte.
Este año se duplicaron los casos de pequeños asesinados por sus progenitores. Ejemplos sobran y erizan la piel.
Pero bueno, comprendo que haya fundamentalistas que defiendan su concepto de “derecho a la vida”: el aborto lesiona sus creencias, los perturba en lo personal.
Ahora, cuando a nadie le afecta la actuación de los otros, ¿por qué oponerse? ¿A quién le cambia la vida que dos mujeres se casen? ¿O dos hombres? ¿Que una mujer o un hombre transexual tengan una cédula con el nombre que les corresponde? ¿Que cualquiera de ellos adopte un bebé?
Los que están en contra de estos derechos, tan simples como humanos, enarbolan la bandera de los valores como si ellos fueran los propietarios y los que no comulgan con sus ideas no tuvieran moral.
Dicen defender el concepto de familia como si esta solo pudiera estar formada por mamá-papá-hijos, dejando de lado a las madres solteras, a los padres viudos, a los abuelos que crían nietos, por mencionar a algunos que, tal vez, los intransigentes acepten como una forma menor de familia.
Y es que en la Asamblea Legislativa ni siquiera se ha logrado aprobar una legislación impuesta mediante un fallo judicial por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La fertilización in vitro está entre los temas tabús de una Costa Rica que parece más decimonónica que moderna.
Nuestros diputados hace tiempo deberían haber votado a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo. Y digo matrimonio porque creo que es hipócrita ponerse en sutilezas idiomáticas para referirse al vínculo.
Una de las pocas legisladoras que aboga por todos estos temas es Ligia Fallas, del Frente Amplio. Ella ha tratado de reactivar el proyecto por un Estado laico, (otra situación propia de un pasado lejano) y ha presentado varios proyectos de ley, incluso uno para simplificar el trámite de cambio de nombre para las personas trans.
No hace mucho, manejando en una presa (para variar), descubrí una calcomanía en la ventana de atrás del automóvil que estaba frente al mío. La lluvia no me dejaba ver con claridad, pero la circulación era tan lenta que pude acercarme lo suficiente para ver los dibujitos. Primero había un corazón y bajo él la leyenda de “sí a la vida”, y al lado había un hombre, una mujer y entre ellos un niño y podía leerse “sí a la familia”, por último, pero no menos importante (al contrario), el dibujo de una pistola con el texto “sí a la defensa”.
Les juro que me erizó la piel. Un arma siempre tendrá como connotación la muerte. Me cuesta creer que esas tres sentencias puedan convivir en el mismo discurso.
Claudia Barrionuevo
[email protected]
NOTAS ANTERIORES
Cambio climático. Más sobre la grande y creciente injusticia climática de los países grandes hacia los países pequeños, como Costa Rica
Lunes 16 diciembre, 2024
En esta columna se analizarán otros aspectos claves de esta seria y compleja problemática que afecta cada vez más a estos países, incluyendo a Costa Rica.
El Informe del Estado de la Nación 2024 nos vuelve a advertir
Lunes 16 diciembre, 2024
Este año la parte sustantiva de la trigésima edición de esta importante contribución al estudio de nuestros problemas nacionales
Comunicar, comunicar, comunicar
Viernes 13 diciembre, 2024
Defenderse es más peligroso que dar un paso al frente y contar lo que sea necesario y que sabemos que los públicos quieren saber.
Siria después de la dictadura de Bashar Al-Assad
Jueves 12 diciembre, 2024
Ha caído en Siria la dictadura de Bashar Al-Assad que había empezado en el año 2000 después de que su padre la iniciara desde el año 1971